“Lo imposible solo tarda un poco mas”, me encanta esta frase, está
tan llena de fe, de optimismo, de esperanza…. Me gusta refugiarme en ella
cuando “todo va mal”. Malos tiempos
corren para la esperanza, cada vez hay más gente perdida, desesperanzada,
frustrada, cansada… y es tan agotador
¿verdad?, esos rayitos de luz que a veces pedimos parecen que no terminan de vislumbrarse
en nuestro horizonte, para algunos esa luz supondría un puesto de trabajo,
superar una enfermedad, el perdón de alguien importante, el encontrarse con uno
mismo…..
Pues sabéis que os digo, que ahora
más que nunca hay que aferrarse a la esperanza, que este barco (que es uno
mismo) no puede naufragar en esta marea, que es la vida, debemos ser como
aquellos Argonautas de esa hermosa leyenda griega dispuestos a llevar a cabo
una tarea imposible pero de la que salen victoriosos; soy consciente (muy
consciente) de que a veces los intentos, las luchas internas, esas batallas que
diariamente vivimos cada uno a nuestra manera hacen que nos sintamos exhaustos
e incluso a veces rotos, complicado, muy complicado….,y que las palabras de
aliento en determinados momentos no causan el efecto esperado. Evidentemente la
realidad supera a la ficción (en este caso a las leyendas, por muy hermosas que
sean) porque vivir supone para muchos una lucha constante que no siempre
significa ganar o vencer, lo imposible en este caso no es ganar
siempre sino no darse por vencido nunca, intentarlo SIEMPRE, no renunciar a
los sueños, ni a las ilusiones, aunque nos llamen locos y que cuando sintamos
que hemos tocado fondo, cuando las rodillas estén ensangrentadas de tantas
caídas y tropiezos, cuando las fuerzas no nos acompañen pensar que, como dijo
Nelson Mandela, estamos en ese momento
en que todo parece imposible hasta que logramos hacerlo posible.
Querida anfitriona bloguera (o como se diga); primero perdona por mi ignorancia por plasmar ideas sobre el papel, ya que me puedo sentir muy inferior en la técnica que utilizas, que me parece brillante y que sin duda son un bálsamo para las heridas del ánimo.
ResponderEliminarAsí que desde esta inferioridad, que asumo, me remitiré a una de las canciones de la lista de los cuarenta, esa que dice que: “los imposibles también existen”. Y es que empiezo a odiar esta palabra ya que cuando dices que algo lo es, al final se convierte en un candado, que te cierra definitivamente cualquier posible.
Por eso, querida anfitriona, no quiero más imposibles, no quiero luchar por ellos, empleare cualquier fuerza que me pueda quedar en los “improbables”, ya que siempre suponen una probabilidad.
En consecuencia, solo me queda esperar, a tu probable y próxima entrada.